
Terapia narrativa: un enfoque basado en historias y relaciones
Este artículo está creado desde mi propia comprensión de la terapia narrativa, informada por las ideas de Michael White, David Epston y todas las personas que han contribuido a lo que hoy entendemos por «terapia narrativa».
Los libros que he leído, las clases a las que he asistido, las personas que me han inspirado y los discursos en los que he participado han moldeado mis ideas. Reconozco que lo que soy y lo que «estoy siendo» como terapeuta, así como lo que «sé» sobre las prácticas narrativas, es el resultado de todas las conexiones, relaciones e interacciones que he tenido a lo largo de mi vida.
La terapia narrativa: un punto de partida para nuevos significados
La terapia narrativa fue concebida por sus creadores como un punto de partida para la generación de nuevos significados. Considero que sería un error tratar estas ideas y prácticas como si fueran un manual a seguir de manera literal e inequívoca, o como si fueran técnicas desvinculadas de su entorno cultural, social y político. En palabras de Michael White:
No podemos establecer significados en nuestras vidas sin convertir nuestras experiencias en relatos. En primer lugar, ocurren los relatos de una forma indeterminada. Es esta indeterminación, con su ambigüedad e incertidumbre, la que nos permite negociar recurriendo únicamente a nuestra experiencia de vida y a nuestra imaginación, y esto requiere que nos involucremos en el proceso de crear significados originales
Las prácticas narrativas son un conjunto de ideas creativas y transformadoras, diseñadas para trabajar con individuos y comunidades en contextos de salud mental. Surgieron en los años 80 como resultado de la colaboración de diversos profesionales y la intersección de disciplinas como la filosofía, la sociología y la antropología, aplicadas al trabajo terapéutico.
Más que un enfoque terapéutico
La terapia narrativa no es solo una metodología de trabajo; es una forma particular de comprender la vida y la identidad de las personas:
«…es una epistemología, una filosofía, un compromiso personal, una política, una ética, una práctica, una vida, etc.»
El modelo narrativo es la intersección de diversas ciencias sociales, muchas de las cuales no están directamente relacionadas con la psicología. Esto permite incluir en las conversaciones terapéuticas no solo a la persona y su problema, sino también a la cultura, la sociedad, la educación, la familia, las políticas dominantes y los discursos limitantes que pueden perpetuar el problema.
Qué no es la terapia narrativa
Es fundamental aclarar qué no es la terapia narrativa para evitar malentendidos:
- La terapia narrativa hace referencia exclusivamente a las ideas y prácticas desarrolladas por Michael White y David Epston, junto con las contribuciones de profesionales que trabajan bajo este enfoque en todo el mundo.
- No debe confundirse con la «psicología narrativa» ni con otros modelos de terapia que utilizan cuentos, historias o textos como herramientas de intervención. La terapia narrativa no se limita a la mera utilización de relatos en el proceso terapéutico, sino que implica una comprensión profunda de la construcción de significado y la identidad en un contexto cultural y social.
- Este modelo no pretende ofrecer una forma ‘única’ de trabajar en terapia. No es una técnica, una metodología o una herramienta estática y replicable. Definirla de esta manera sería despojarla de su capacidad imaginativa, creativa e innovadora, traicionando el propósito original de sus creadores de fomentar un espacio abierto para la co-construcción de significados.
Conclusión
La apreciación de las historias que las personas traen a la sala de terapia es nuestra primera tarea como terapeutas. Facilitar que las personas reintegren, reclamen y reconstruyan narrativas más ricas, densas y significativas sobre sus vidas y sus identidades es el corazón de la terapia narrativa. Michael White decía:
Siempre he pensado que las personas con las que trabajamos son mucho más interesantes de lo que dejan ver.
Esta afirmación es una invitación a mirar con otros ojos a las personas y apreciar las historias de vida que nos comparten.