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Post Ana Turmac, 25 noviembre, 2021

Luz de gas: el maltrato silencioso

La violencia contra la mujer ha existido siempre y seguirá reproduciéndose mientras exista un sistema que la alimente. La manifestación física de la violencia despierta cada vez más interés por sus características innegables. Sin embargo, esa no es la única forma. Existen otras manifestaciones que aún permanecen ocultas, invisibles para las investigaciones y los profesionales de la salud.

El abuso psicológico es ese continente sumergido cuyos términos están aún por definir y desmontar. Gaslighting o luz de gas es el nombre que recibe el abuso emocional más sutil que se ha descrito hasta día de hoy.

Qué es el gaslighting

 

El abuso emocional luz de gas

La luz de gas es una táctica de poder y control que afecta la claridad mental y el estado de ánimo de la víctima. 

 

En 1938, Patrick Hamilton estrenaba una obra de teatro titulada Gaslight  (Luz que Agoniza) posteriormente adaptada a la gran pantalla por George Cukor en 1940 y 1944. La película narra la historia de un hombre, Gregory, que deliberadamente intenta volver loca a su mujer Paula, para beneficiarse de su herencia.

Lo que hace que esta película sea especial para el tema que nos ocupa, es el perfil del protagonista. Éste no es el típico hombre violento que se apropia de todo lo que quiere haciendo uso de su agresividad, fuerza y poder. Es un caballero educado, fino y delicado que utiliza la manipulación y la negación, para conseguir que su mujer dude hasta de sus propias percepciones y criterios.

En los últimos años, el término se ha convertido en trending topic por algunas publicaciones estadounidenses que describen las estrategias políticas de Donald Trump como gaslighting. El libro de Amanda Carpenter Gaslighting America: Why We Love It When Trump Lies To Us (2018) es el más reciente.

Qué historia tiene el gaslighting

El término se difundió inicialmente desde el campo de la psicología y la psicoterapia. Russell Barton y J. A. Whitehead fueron los primeros en acuñar este concepto en el artículo The Gas-light Phenomenon publicado en The Lancet (1969) hablando de las hospitalizaciones involuntarias como una forma de abuso.

Situar este fenómeno en un contexto más amplio nos permite entender su dimensión social, ya que el mecanismo subyacente es el poder. El abuso por luz de gas es efectivo cuando transcurre en contextos de desigualdad social, de género o sexual. Cuando el abusador aprovecha los estereotipos basados en el género, las desigualdades estructurales y la vulnerabilidad institucional, el efecto puede llegar a ser devastador.

El gaslighting consiste en manipular el entorno para cuestionar el criterio personal y minar la confianza de la víctima en sus propias percepciones. El abusador cuestiona constantemente la realidad haciendo uso de un discurso lógico, templado y equilibrado y creando escenarios surrealistas para demostrar que la otra persona está perdiendo la cordura.

Mediante la mentira, el uso de falsa información y la descalificación de su experiencia, se consigue dañar el sentido de la realidad, la autonomía, la identidad y el criterio personal de la víctima. De esta manera, es mucho más probable que sea ella quien pierda los nervios y que su reacción se convierta en una prueba más de su locura.

Qué tipo de abuso psicológico es la luz de gas

 

Manipulación por luz de gas

La violencia emocional es una práctica de dominación y sometimiento.

La violencia emocional  consiste en actitudes y prácticas de dominación y sometimiento por medio de las emociones. Es un tipo de violencia a menudo enmascarada y no reconocida a nivel social.

Existen dos tipos de violencia emocional, según lo explícitas que sean sus manifestaciones:

  1. La violencia psicológica manifiesta que consiste en reproches, críticas, trivialización o banalización de los daños, acusaciones y conductas destructivas.
  2. La violencia psicológica enmascarada que consiste en manipular la información, negar los hechos, ser negligente con las experiencias emocionales de la otra persona, excluir a la víctima de la participación en decisiones importantes y atribuirle la responsabilidad de los conflictos.

La luz de gas es un tipo de violencia sutil y enmascarada precisamente por el discurso coherente y convincente del abusador, por su actitud tranquila y equilibrada, que contrasta con la desesperación que transmite la víctima.

Cómo llega a «deslumbrar» la luz de gas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo siguiente es supuestamente la depresión: el momento en el que dejas de creer en ti misma.

El siguiente paso es acudir a los profesionales sanitarios – médicos de cabecera, psiquiatras, psicólogos – y escuchar la conclusión final resonando como la trompeta del juicio final: depresión.

Cuando realmente lo que te pasa es que dejas de creer en ti misma porque la persona en la que confiabas, se dedicó a desmontar tu percepción sobre la realidad.

La violencia machista no ocurre sólo entre parejas

Sara Sálamo decía en su discurso para la entrega de premios de Igualdad, que la violencia machista no sólo es entre parejas. Los casos de injusticia epistémica, en los que la experiencia y el discurso de una persona se pone en duda, con o sin intención, ocurren en distintos ámbitos de la vida.

Uno de los múltiples ejemplos de contextos en los que se puede encontrar la luz de gas como violencia machista, táctica de poder, dominación y control, es el que observamos desde la práctica terapéutica con parejas. Los conflictos entre la familia política y la mujer se convierten en espacios para la reproducción de violencias machistas en forma de rechazo abusivo, que responde a la búsqueda de poder a través de la dominación.

Las dinámicas patriarcales que adoptan algunas mujeres generan opresión en cadena. Mujeres que han vivido la discriminación, el abuso y la humillación en sus vidas, pero desde una posición de poder como matriarcas, discriminan, abusan y humillan a las mujeres que sus hijos eligen por pareja.

El rechazo no siempre es explícito ni reconocido, lo que contribuye a crear luz de gas alrededor de la mujer, que es cuestionada, vulnerada en su intimidad, puesta en duda y excluida cuando no se reconoce ni se respeta su estatus como pareja y la pertenencia, por alianza, a la familia.

El sistema como contexto amplio

La sociedad patriarcal y los mandatos de género promueven múltiples elementos de abuso emocional, entre los que se encuentra el gaslighting, una forma de obtener poder y control sobre otra persona.

La sociedad patriarcal y los mandatos de género promueven múltiples elementos de abuso emocional.

 

La sutileza tóxica de este tipo de abuso consiste en el papel de seda utilizado para envolverlo: el amor, el cuidado, el cariño, la caballerosidad y el equilibrio emocional que desprende el abusador.

Nombrar las experiencias y contar las historias respetando los conocimientos que las mujeres adquieren sobre sus propias vidas al pasar por el túnel del gaslighting, abre la puerta a la resistencia.

Que esta información sirva para desenmascarar las tácticas de poder y dominación que oprimen la vida de muchas personas, sobre todo mujeres.

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