Iniciativas terapéuticas en blanco y negro
Los documentos terapéuticos
El modelo narrativo ofrece varias alternativas o prácticas para trabajar en contextos muy diversos como la terapia individual, de pareja, familiar, grupos y comunidades. Una de estas prácticas narrativas consiste en usar terapéuticamente la palabra escrita. Estos documentos escritos son mucho más que simples descripciones objetivas o historias clínicas. Haciendo énfasis en los conocimientos de la persona y utilizando sus propias palabras, el contenido es seleccionado de tal forma que se puedan conectar experiencias y acontecimientos que conforman historias liberadoras. Estas nuevas narraciones promueven el bienestar y la competencia de las personas e impulsan hacia el futuro.
Los creadores de la terapia narrativa, Michael White y David Epston, describen las características de esta práctica basada en el uso de los documentos escritos, de la siguiente forma:
• Las narraciones sirven para convertir las vivencias en un relato que tenga sentido de acuerdo con los criterios de coherencia y realismo.
• La terapia relatada avanza en el tiempo, es prospectiva más que retrospectiva.
• Todas las partes participan en la búsqueda de nuevos significados y nuevas posibilidades que ponen en duda la descripción saturada de la historia del problema.
Una terapia relatada avanza en el tiempo, es prospectiva más que retrospectiva y todas las partes participan en la búsqueda de nuevos significados, nuevas posibilidades que ponen en duda la descripción saturada de la historia del problema.
El trabajo con metáforas
En general, las personas que acuden a terapia vienen cargadas de auto relatos y relatos desoladores sobre sus vidas, que suelen estar muy bien ensayados y basados en evidencias negativas que han ido adquiriendo a lo largo de su vida. Estas historias tienen mucha fuerza porque rebajan, descalifican y/o patologizan la vida de las personas, determinan su identidad y afectan de manera negativa sus relaciones.
Al final todos nos convertimos en las autobiografías a través de las cuales contamos nuestras vidas.
Las metáforas ayudan a «tratar» estos relatos negativos de forma respetuosa, dejando espacio para honrar el sufrimiento a través de la exploración de los efectos, tácticas, estrategias e intenciones que el problema tiene en la vida de la persona. Al mismo tiempo, utiliza el poder que tiene el lenguaje metafórico para permanecer en la memoria a largo plazo.
La información sobre las experiencias que obtenemos a lo largo de la vida se almacena de forma mítica y ahistórica. El recuerdo de acontecimientos y personas no sigue una organización cronológica sino más bien una estructura mítica salpicada de emociones y sensaciones.
En terapia narrativa trabajamos con las metáforas porque esta estructura nos permite cambiar los significados, el curso de la narración dominada por el problema, y construir alternativas y posibilidades ilimitadas de narrar y re significar las experiencias.
Las metáforas co-construidas ofrecen varios significados y posibilidades ilimitadas de contar una historia sobre la vida de las personas.
Durante el proceso de terapia, todos los participantes están implicados en la re-narración de la historia del problema de tal forma que la experiencia de la/s persona/s se resitúa en nuevas narraciones. Las metáforas se co-construyen respetando los conocimientos, las vivencias personales y el lenguaje particular de las personas. La intención que tenemos al trabajar de esta forma es que las personas se sientan identificadas y correctamente descritas a través de estas figuras retóricas. Como decía Bruner, al final todos nos convertimos en las autobiografías a través de las cuales contamos nuestras vidas.
Un ejemplo de co-construcción de metáforas y documentos escritos en terapia individual, trabajando con los efectos de la violencia escolar en la vida de una mujer adulta es Lo que aprendí de la violencia cuando fui víctima.